domingo, 10 de febrero de 2013

A LA MALDITA MUERTE... Poema de Audroc.




A LA MALDITA MUERTE...
-Audroc-
(Del Libro: “Transponiendo...El Iris”)


Quisiera Dios, que un día, pusieras en mis manos,
tu savia de alfarero y así poder lograr,
sobre la misma muerte formar un cuerpo humano
y luego darle El Soplo, para que empiece a andar.

A sus vacías cuencas las llenaría de cielo
para que viera todo tras un brumoso tul,
y que sus noches fueran estrellas por el suelo
ante el velado sueño del caballero azul.

Pondría ante sus ojos divinas primaveras
para que fuera rama de luz pronta a espigar,
y llenaría su frente febril con las quimeras
de la policromía de un amplio rosedal.

La volvería al Principio de Todos los Principios,
virgen y pecadora, dentro del propio Edén,
y en un espejo de aguas deshojaría sus ripios
por la serpiente puestos para ocultar el bien.

En un festín de Baco, yo haría que las uvas,
sus ramos desgranaran racimos del vergel,
y su excitante cuerpo por las adustas cuevas
perdiera los caminos en extravío cruel.

Haría que grotesca la infame desolante
replegara en sus alas la estirpe de Caín,
y en su beodez creyera, pudiera ser amante,
volviéndose septiembre en invernal sin fin.

Quisiera, también verla sufrir, desesperada,
vencida y de rodillas, sollozante después,
teniendo entre sus manos a la cabeza amada
con nueve lunas muertas deshechas a sus pies.

Entonces, Alfarero, mi anhelo inconsolable,
desearía en mis dedos que la hicieron nacer,
desgajar lentamente su carne vulnerable
y arrancarle los ojos con los que pudo ver.

Después, perdido El Soplo, que vuelva a ser aquella
del cetro de la angustia por su espectral misión,
y advierta que en su cielo no hay una sola estrella
y a su jardín lo aroman flores en desazón.

Quisiera que doblada sobre la tumba amada
se ahogara en esa angustia de no poder llorar,
y rodara en su rostro la lágrima callada,
quemándole los ojos, sin su fuego apagar.

Que sufra los dolores del parto en las desiertas
regiones del paisaje de abrupta oscuridad,
y en el amor que acaba con nueve lunas muertas,
sintiendo lo que siente un alma en soledad.


No hay comentarios: