domingo, 10 de febrero de 2013

¡ DIOS PERDONE AL HOMBRE ...! - Poema de Audroc.



¡ DIOS PERDONE AL HOMBRE ...!
-Poema de Audroc-

(Dios confundió la lengua de los hombres cuando intentaron llegar al cielo…
La moderna Torre de Babel procura llegar al cielo levantando nuevas torres …
Seguirá el hombre desobedeciendo a Dios eternamente …?)

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3-2-1-
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Parte un carro de fuego que va al cielo …

¡ Oremus … Oremus …!!!
¡ Khriste eléison …!
¡ Khriste eléison …!

Cuando cruzaste los mares del silencio
y llegaste a la luna,
yo te vi en la pantalla reflejado;
yo te vi vencedor de la gran curva
del último eslabón con que la tierra
nos tiene aprisionados…

Yo te vi caminar sobre el satélite
que Cupido flechó con dardos blancos
desde el verbo feliz. Rayo celeste.
Sortilegio de arenas en mis manos
y a la par de sentirme alborozado
tuve un miedo profundo…
No sé si era gloria la alcanzada
o si en la gloria se enlodaba al mundo…

Miré en horror de sombra aquél intento.
Sabía yo, que tus ojos eran,
espectros sin razón ni pensamiento,
y a su vez, a tu razón faltaban,
pupilas con visión de entendimiento.

Sentí la soledad como algo mío.
Sentí la ingravidez, cual si flotara
con avidez de ala en el vacío.

Sentí como el flamear de mil banderas
cruzaban los umbrales de los mitos…
Sentí miedo de ver en el hastío,
a un hito sobrehumano entre laderas,
que no oía las voces ni los gritos
desde un paisaje gris, sin primaveras;
donde el polvo, celando de sus ritos,
los sellaba con labios de canteras …

Sentí el vértigo cruzando paralelas
como sables en luchas denodadas
y en sus oblicuas, vislumbré parcelas
de piedras milenarias,
computadas con ojos de gacelas
en vientres y cabezas abultadas …

Tuve miedo además, por tu descenso.
Te imaginé, rodando eternamente,
por la curva ventral del giro inmenso,
y a la cosmogonía, indiferente,
entre nubes agnósticas de incienso…

Tuve miedo también por la memoria
del Monte Sinaí. Pabilo y ceras.
Estrella de Belén. Lazo en victoria,
en torres de Babel, muecas de esperas,
y el castigo de Dios, por vana euforia …

¿Qué fue esa torre comparada al vuelo…?
¡Primera insensatez… Fatuo desvelo…!
Dios les habló por rebelión notoria,
fustigando el afán de hollar el cielo
en un acto de soberbia inquisitoria…

¡En cambio tu…!
Llegaste al mismo fondo
de los ecos augustos del misterio.
¡En cambio tu…!
Cruzaste por lo inmenso
con un carro de fuego.
Pretendiendo hacer tuyo…
¡hasta el salmo Coral del universo !
Y no encontraste a nadie en el camino.

Ni a un Dios que te imprecara el desatino,
ni el alma penitente de un converso.
Ni un decálogo nuevo para un mundo
cada vez más extraño y más adverso,
ni viste el Trono Celestial promeso,
y atemperar con ello en Segismundo
la dual locura convertida en rezo.

Sentí de pronto que en aquella nave,
el canto de David, era profano.
Que de sueños Daniel, ya nada sabe,
y que el velo del Santuario fue un arcano.
Que iba Judas masacrando un ave
con un Jesús llevado de su mano.

Entonces, me sentí parte de nada,
y en la explosión cegado mi sentido.
Ví que la luna del cielo está alejada,
y estábamos cual tu, todos perdidos,
en la ilusión feliz de las moradas.

Más, temeroso, recordé que no era todo…
Que existía otro cielo y otro cielo,
como enseño el Rabí leyendo al lodo,
y en la luz de otro fuego, llegó en vuelo,
al racimo y a la espiga, de otro modo.

Por eso me sentí desamparado:
-¿Soplo de Luz o Soplo del Abismo…?-
Desde esa dimensión donde has llegado
me traes frutos de mieses de espejismos
sobre el surco de nubes que has arado.

Sentí miedo, astronauta de la luna,
cuando cruzaste del cielo sus desiertos
y no se alzó en tu ruta mano alguna
saludando tu paso a cielo abierto,
ni hubo voz estertórea, cual ninguna…

Tuve también terror de tu periplo
al ver faltar las gibas caminantes:
La alforja suspendida, en el misterio,
que va desde las novas más distantes
hasta la fe del ensoñado ciclo,
en busca de horadar todo el camino
para llegar a la estrella más ignota,
que traiga en su mensaje algún destino,
en el milagro del agua, en una gota,
o en el fósil de un liquen ambarino.
Logrado ello, encenderán las teas
de una nueva Babel, en canto vivo.

El hombre es soledad cuando se encumbra.
Lámpara gris por esmeril turbada.
Llama de amor que medra en la penumbra
de un solo amanecer, sin madrugada,
desde el signo interior que su alma alumbra.
Profeta de un pretérito de acaso,
lo ven mis ojos en su razón perdida,
cuando en la luna se quedó mi paso,
y todos los temores por la vida
fueron temores por la muerte acaso…

Tengo el miedo de todos esos miedos
que la imagen detuvo en la pantalla,
desde esa angustia que enlazó mis dedos
en el ruego de perdón por nuestra raza …

¡De mis sueños…!
¡Ay... Mis sueños…!
¡Quedan pocos…!
¡Al volverse agridulces sus panales
por esa insensatez, que dan los locos…!

10-9-8-...
3-2-1-
0

Parte un carro de fuego que va al cielo…
Dios Perdone Al Hombre

¡ Oremus … Oremus …!!!
¡ Khriste eléison …!
¡ Khriste eléison …!

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